TEXTO ARGUMENTATIVO
Es aquel en el cual, por medio del uso de razones,
argumentos o ejemplos expuestos de forma lógica y coherente, uno demuestra,
comprueba o convence al lector de que es cierta o válida una proposición
inicial.
El texto argumentativo tiene como fin o bien
persuadir al destinatario del punto de vista que se tiene sobre un asunto, o
bien convencerlo de la falsedad o veracidad de una teoría, para lo cual debe
aportar determinadas razones. Aparte de esta intención comunicativa, el texto argumentativo se
caracteriza por una organización del contenido que lo define como tal: se
presentan unas opiniones, que deben ser defendidas o rechazadas con argumentos,
y que derivan de forma lógica en una determinada conclusión o tesis.
¿Cuáles son sus propiedades textuales?
Al igual que todos los
textos, cuando elaboramos una argumentación tenemos que tener en cuenta las
propiedades textuales de adecuación, coherencia y cohesión:
Adecuación: es muy importante conocer el contexto comunicativo y el tipo de
argumentación, pues no es lo mismo diseñar un anuncio publicitario para la
televisión que redactar un texto escrito de opinión sobre un tema determinado,
como una tarea de clase. Aunque el objetivo en ambos casos es el mismo,
convencer, los destinatarios y la situación comunicativa son completamente
diferentes.
Coherencia: como hemos visto en los textos analizados en unidades anteriores, las
ideas planteadas y los argumentos para defenderlas o rechazarlas deben estar de
acuerdo con un orden lógico, sin que existan contradicciones que puedan dar
lugar a ambigüedades o confusión.
Cohesión: en el texto argumentativo es donde se hace más necesario el empleo
de conectores y organizadores textuales, debido a que se plantean y defienden
ideas, en muchas ocasiones contrapuestas, o bien se emplean distintos tipos de
argumentos, necesarios para cumplir el objetivo comunicativo de convencer.
Estructura o partes del texto argumentativo
Son tres los elementos o
partes en las que se divide generalmente una argumentación: la tesis, el cuerpo argumentativo y
la conclusión. A
pesar de que la mayoría de los textos argumentativos suele presentar estos tres
elementos, puede ocurrir que esté ausente alguno de ellos: la tesis, en muchos
casos, es sustituida por una exposición inicial sobre el tema que se va a
tratar. Es muy importante, por esta razón, señalar que el texto expositivo y
argumentativo funcionan conjuntamente en el caso de la argumentación: no
podemos defender ideas o situaciones sin haberlas puesto, previamente, en
conocimiento de nuestro receptor.
La
tesis
Es la idea fundamental en
torno a la que se reflexiona; puede aparecer al principio o al final del texto
y ocupa un párrafo, también al inicio o al final. En este último caso muchas
veces se omite la conclusión por considerarse innecesaria, pues es la tesis la
que ocupa su lugar.
Es muy importante que la
tesis esté formulada de forma clara, dado que es el núcleo en torno al cual
gira la argumentación que se va a desarrollar a continuación.
El
cuerpo de la argumentación o desarrollo
A partir del planteamiento
de la tesis, en un nuevo párrafo, empieza la argumentación propiamente dicha.
Se van ofreciendo argumentos de distinto tipo, tienen
como fin fortalecer o argumentar la tesis.
La
conclusión
Recoge un razonamiento lógico derivado de la
argumentación anterior: es muy importante que lo que formulemos al final sea
coherente con todo lo anterior, de lo contrario, todo el esfuerzo realizado
habrá sido inútil.